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  • Ciertamente Espa a era poco y mal conocida Y

    2019-05-22

    Ciertamente, España era poco y mal conocida. Y ello no sólo ocurría con los radicales europeos, sino también con los latinoamericanos. Creo que la actividad intelectual de La Sagra puede ayudar AP20187 comprender por qué el joven Bilbao que regresa en 1850 del exilio francés ya no es el liberal ultrarradical, que había dicho que la tarea de la revolución chilena debía ser aniquilar “nuestro pasado” que es “España”, y cuyos contenidos nefandos habían sido resumidos por Bilbao como restos medievales de “catolicismo” y “feudalidad”. Después de la visita a Francia, el antiespañolismo dejará de ser la nota dominante del programa regenerador de Bilbao, quien decidirá volcarse más bien al problema de la organización social de los grupos explotados. El artículo citado de La Sagra concluye con la promesa de dar a conocer al público la historia de ese pueblo y sus luchas, y esa promesa es heraldo de preocupaciones similares, que en los siguientes números llevarán a grandes intelectuales checos, irlandeses y rusos a hablar de la historia de sus respectivas naciones sin Estado. La Sagra cumple ese propósito en “Les partis en Espagne”, uno de los estudios más largos publicados en La Tribune des Peuples: sus siete entregas no sólo hacen un recuento de las tendencias ideológicas presentes en España sino también ofrecen una interesante valoración del movimiento socialista en ese país. Frente a los argumentos que calificaban a esos pueblos como naturalmente contrarrevolucionarios por sus dudas en apoyar el proyecto húngaro, Berlitch señala que esos pueblos han vivido durante siglos resistiendo la opresión de turcos y austriacos, y que se han enfrentado con el desprecio de la nobleza húngara. Berlitch hace una lectura social de la historia de la nación húngara: tanto los húngaros conservadores como los liberales se han distinguido por una agresión constante hacia estos pueblos, y esa agresión tiene que ver con el estatuto de servidumbre al que se les ha condenado; por ello, como adelantamos arriba refiriéndonos a planteamientos de Bakunin, la reivindicación cultural de esos pueblos tiene también un carácter social. Ésa es la razón por la que ellos se han negado a conformarse con el ofrecimiento de los húngaros liberales, que les han prometido derechos civiles a condición de aceptar la nacionalidad magiar. Los pueblos no se conforman con derechos individuales: quieren derechos colectivos, entre los cuales tiene un lugar preponderante el del uso de la lengua. Probablemente los planteamientos de Berlitch y otros autores pueden ayudar a compression comprender por qué, después de su exilio, Bilbao ha renunciado a la idea de homogeneizar América Latina, y por qué ve en esta pluralidad un indicio de las distintas formas de resistencia que cada grupo ha creado para soportar la dominación colonial. Berlitch muestra cómo la negativa húngara a las demandas de derechos colectivos ha llevado a que los movimientos nacionalistas de los pueblos sometidos terminaran en la ilegalidad y la persecución a manos de los supuestos revolucionarios. Asimismo, la negativa del Estado húngaro para pensarse en términos plurinacionales ha permitido que esas demandas étnico-sociales fueran aprovechadas por la reacción austriaca. La conclusión queda implícita, pero parece clara: los pueblos marginales sobrevivirán pese a todo, y mantendrán sus reivindicaciones, que son justas; el triunfo de la revolución mundial sólo puede darse a condición de ir más allá del liberalismo colonial, que sólo concibe derechos individuales y estados homogéneos. En números sucesivos de La Tribune des Peuples, un conjunto de textos anónimos profundizarán en esos temas desde perspectivas distintas; de ellos, destaca uno que retoma la discusión de Berlitch para explicar por qué, entre los croatas, el “socialismo” debe tener un sentido distinto. Para terminar esta revisión de los contextos intelectuales que pudieron influir en el cambio de dirección de la obra de Bilbao, hablaremos de los intelectuales rusos, quienes tienen el mérito de haber planteado este tema con fuerza decisiva. Entre ellos está Nikolai Sazonov, quien publica un par de artículos con el seudónimo de “Iwan Woinof ” (o “Woinoff ”). Junto a Herzen, Golovin, Ogarev y Bakunin, Sazonov forma parte de la bohemia radical rusa en el exilio. Es muy importante su ensayo “De la Russie” publicado el 15 de marzo, en un espacio privilegiado del primer número del periódico. En él reaparece el tema planteado por La Sagra y seguido por los croatas: los radicales europeos hablan de Europa sin conocerla, y para el triunfo de la revolución es fundamental el conocimiento de Rusia, que es algo más que el pueblo cruel y reaccionario que imaginan los radicales.