Archives

  • 2018-07
  • 2019-04
  • 2019-05
  • 2019-06
  • 2019-07
  • 2019-08
  • 2019-09
  • 2019-10
  • 2019-11
  • 2019-12
  • 2020-01
  • 2020-02
  • 2020-03
  • 2020-04
  • 2020-05
  • 2020-06
  • 2020-07
  • 2020-08
  • 2020-09
  • 2020-10
  • 2020-11
  • 2020-12
  • 2021-01
  • 2021-02
  • 2021-03
  • 2021-04
  • 2021-05
  • 2021-06
  • 2021-07
  • 2021-08
  • 2021-09
  • 2021-10
  • 2021-11
  • 2021-12
  • 2022-01
  • 2022-02
  • 2022-03
  • 2022-04
  • 2022-05
  • 2022-06
  • 2022-07
  • 2022-08
  • 2022-09
  • 2022-10
  • 2022-11
  • 2022-12
  • 2023-01
  • 2023-02
  • 2023-03
  • 2023-04
  • 2023-05
  • 2023-06
  • 2023-07
  • 2023-08
  • 2023-09
  • 2023-10
  • 2023-11
  • 2023-12
  • 2024-01
  • 2024-02
  • 2024-03
  • 2024-04
  • La eleg a de tus

    2019-04-15

    “La elegía de tus ojos” (1914) Uno de los poemas más tempranos de Pellicer, “La elegía de tus ojos”, ya demuestra un sentido nuevo de historicidad. Escrito en 1914, en el apogeo del posmodernismo y durante la Revolución mexicana, cuando el silybin poeta tenía apenas unos quince años, este poema se adhiere silybin la estética del preciosismo modernista. Emplea un tono de elegancia refinada para describir los ojos de la amada que el poeta observa en un jardín, características típicas del Modernismo. El poeta es encantado por el reflejo de la mujer en las aguas de una fuente. A nivel temático, el poema demuestra un acercamiento a la historia propia con múltiples referencias al pasado azteca y a la Conquista, pero no deja de sugerir cierto exotismo. Por su parte, Francisco Pabón señala que en Colores en el mar, el poemario que Pellicer publicó poco después en 1921, “la valoración del motivo indígena no deja de obedecer a una estética que en el fondo busca lo exótico [… y es] una extensión del preciosismo modernista” (54–55). Aunque Pellicer inicia y da fin a “La elegía de tus ojos” con una serie de imágenes habituales para el Modernismo, aquel universo cosmopolita usual no brota de su percepción de los ojos de la amada. En cambio, afloran paisajes e historia de la comarca propia. Los ojos de la amada reflejan un paisaje autóctono, como un espejo que revela el pasado prehispánico, y en el cual el poeta observa y admira la elaboración artística de la piedra nativa: Mientras que otros poetas se inspiraban en la Grecia o la Roma antiguas, en las ciudades cosmopolitas europeas, o en el Oriente, Pellicer centraba su mirada en un paisaje mexicano con los vestigios de sus civilizaciones originarias. Octavio Paz, respecto a este enfoque cosmopolita del modernismo, en “Literatura de fundación” en su colección de ensayos Puertas al campo, señala que Está claro que el poeta joven ha estudiado, y valora, la historia y el arte de la época precolombina. Este universo prehispánico idealizado se encierra en los ojos de su amada, entrando así en estrecha relación con la belleza que percibe y admira en ella. Este acercamiento a Condensation reaction la temática precolombina como a una amada, claramente una exterioridad exótica y encantadora, por otra parte no deja de sugerir un conflicto interior en el poeta. Cabe subrayar que el enunciador insiste que los ojos de la amada son “espejos mágicos”, sugiriendo así que observa el legado azteca no solo dentro de ella sino también dentro de sí mismo (v. 10). El canto del poeta se inspira en la memoria histórica colectiva de una civilización ancestral que sobrevive como una parte enigmática de su identidad: Los ojos de la amada sirven solo como un pretexto, un vaso que el poeta llena con sus percepciones imaginativas de las cortes aztecas y de escenas de la Conquista. Así, la celebración de la belleza de la amada se convierte en una elegía que expresa una gran tristeza sobre la pérdida de ese mundo bello: El poema constituye un lamento elegíaco por la pérdida de la civilización autóctona, fragmentada por la Conquista y la Colonia: Para representar esa pérdida profunda, Pellicer se apropia del símbolo precolombino de las plumas del quetzal, una imagen constante en el arte, en los atavíos y en la literatura náhuatl. Ángel María Garibay K. destaca esta imagen en Historia de la literatura náhuatl: Pellicer reintegra a la lírica moderna este motivo común de la lírica náhuatl: las plumas del quetzal como símbolo de la belleza y de la fugacidad de la vida, también sugiriendo la fugacidad del dominio de las civilizaciones oriundas: Ya habiendo mencionado al poeta precolombino Nezahualcóyotl, Pellicer sin duda había leído su obra. En un poema atribuido a Nezahualcóyotl, el bardo de Texcoco canta la fugacidad de la vida de los reyes (el mismo tema que trata Pellicer). Nezahualcóyotl emplea el motivo de las plumas del quetzal de la siguiente manera: