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  • En segundo lugar el marco paratextual a la

    2019-05-10

    En segundo lugar, el marco paratextual Oxamflatin la tercera edición de la novela destaca la preocupación de Chateaubriand por la figura del viajero encargado de acercar las riquezas americanas a Europa. Para este autor, el artista es el intermediario por excelencia entre la naturaleza y la religión y debe ser revalorizado su accionar por sobre la perspectiva del científico ilustrado: “Después de largo tiempo no leo sino a Homero y la Biblia, lo que me alegraría se trasluciera, y lo que yo hubiese logrado incorporar en los tintes del desierto, y en los sentimientos peculiares de mi corazón, los coloridos de aquellos dos grandes y eternos modelos de lo bello y de lo verdadero” (439). Esta concepción unitaria entre lo bello y lo verdadero en la que el artista amalgama elementos religiosos, culturales y naturales pone en diálogo al saber clásico profano con el saber cristiano en una mixtura romántica original que, sin embargo, no desdeña los aportes de ciertos viajeros del siglo xvii como son los del jesuita Jacques Marquette y de Robert Cavelier de la Salle. No podemos olvidar que el viaje que Chateaubriand realiza por América no incluye las tierras de Luisiana, que es el escenario por excelencia de Atala. Para conocer sobre este territorio americano y sus habitantes, el autor se vale de los escritos de viajeros científicos europeos, sorteando, sin embargo, la mirada de ciertos filósofos ilustrados como han sido Rousseau y Voltaire. Esta construcción de un lugar de enunciación particular que mezcla la experiencia personal con la creación artística y la interpretación de otras fuentes escritas, será el camino retomado por los traductores Mier y Rodríguez a la hora de vehiculizar la versión castellana de la novela. Por último, y en conexión con los otros dos aspectos mencionados, el marco paratextual a la tercera edición concibe la enunciación sobre el territorio americano como una escritura en tránsito realizada en el desierto, en lucha entre la intemperie salvaje y la búsqueda de la palabra correcta para describir lo que se ve: La escritura en el desierto que plantea Chateaubriand estipula una pintura narrativa que se sostiene en un diálogo entre sus protagonistas y una soledad aparente, ya que el paisaje americano los envuelve, conversa con ellos y, en muchas ocasiones, los lleva a Recombination-repair enmudecer. Esta negociación constante entre el espacio americano y el accionar de los personajes influye en el tipo de enunciación viajera, en tránsito, que configura la voz narrativa (sea ella René, Chactas, el padre Aubry, el señor López y hasta el mismo Chateaubriand). Es decir que lo que Chateaubriand describe como soledad inextricable o desolación que envuelve al viajero o desterrado por tierras americanas habilita tanto en el marco paratextual como en el contenido del relato la hospitalidad de los desterrados, una suerte de fraternidad en movimiento que carga con los restos de los antepasados a través de la persistencia del recuerdo y la narración de los hechos vividos. Esta construcción narrativa concebida desde el plano fraterno y no jerárquico les permite a Mier y a Rodríguez pergeñar un lugar de autoría compartida con Chateaubriand que se destaca tanto en la portada a la traducción que ellos realizan como en la nota que adicionan a la “Advertencia del autor” sobre las ediciones autorizadas de la novela. En ambos textos, resitúan al lector europeo para que dé con la edición adecuada de la obra, y por ende, que pueda mediante una lectura productiva conocer correctamente los espacios americanos descritos en ella. En la advertencia los traductores aclaran que las contra-facciones a la primera edición de Chateaubriand sólo son peligrosas en francés ya que afectan al original mientras que la traducción al castellano que ellos realizan puede pensarse como una escritura en colaboración, una edición corregida de la interpretación americana realizada por Chateaubriand. Es por ello que en la portada a la traducción se encuentra el nombre del autor de la obra en conjunción con la del traductor de la misma, construyendo así una especie de comunidad literaria entre Chateaubriand y el Sr. Robinson, “Profesor de Lengua Española, en París” (431). Comunidad que logra su epítome unificador al otorgar los datos de la casa del traductor, lugar donde el lector europeo hallará la versión corregida de la novela sin rastros ya de la edición original.